martes, 7 de septiembre de 2010

Capítulo 9

- Si es que no lo entiendo… - dije un tanto cabreada.
- ¿El qué no entiendes?
- ¡El porqué de que me agües la fiesta! – solté mi chaqueta sobre mi cama, y fui de nuevo al salón.
- Porque me río viéndote la cara – reía al ver como andaba un poco daleada por el alcohol.
- Oye, no te rías – eché a reír un poco.
- Pero ¿tú te estás viendo? – continuó riendo.
- No, como comprenderás no puedo – dije mientras me quitaba los tacones, apoyada en Aitor.
- Pues tendrías que verte… - sonrió al sentir su mano sobre mi cintura.
- Te odio – lo miré sonriendo irónicamente. Me apretó más hacia él, sonriendo al sentir nuestros cuerpos tan cerca.
Sin dudarlo ni un segundo más, y antes de que se arrepintiese, posó sus labios sobre los míos, besándome lentamente al principio, y siguiendo con mucha pasión después.
Ambos nos dejábamos llevar por el momento.
Entramos en su habitación entre besos, pasión, y muchos empujones, ya que conforme avanzábamos nos íbamos chocando con todo.
Supusimos que habíamos encontrado la cama cuando caí sobre ella, y Aitor encima mía.

- Oye, esto es una locura – dije con la respiración entrecortada mientras agarraba con fuerza su pelo.
- Ya te dije que me encantan las locuras – me arrancó la camisa, ya que con todo lo que estaba pasando, le era imposible desabrochar los botones de la camisa uno por uno.
Tras eso, conseguí colocarme sobre él, quitándole la camiseta.
Continuamos besándonos y acariciándonos mientras íbamos deshaciéndonos de toda la ropa que cubría nuestros cuerpos.
Dando una vuelta más sobre la cama, se colocó encima mía, consiguiendo así el dominio de la situación.
Pasó besando todo mi cuerpo. Cuello, pecho, vientre… terminando de nuevo en mis labios.
Yo jugaba también con su cuerpo, en la medida en que él me iba permitiendo.
Tras continuar así un largo rato, se agarró bien de mis caderas, y mirándome, me hizo totalmente suya.
Mientras lo hacía, yo dejaba expresar todo lo que sentía en cada momento. Con una mano le agarraba con fuerza el pelo, y con la otra le arañaba un poco la espalda, sin querer.
Los gritos se iban apoderando de mi cada vez más, me era imposible controlarlos. Aitor no hizo nada por callarlos, ya que le gustaba poder escuchar y sentir como disfrutaba con él, como disfrutaba de él, y como disfrutaba con su cuerpo.
Con cada beso, mirada o tocamiento que tenía con él, hacía que mi cuerpo se estremeciera de una manera casi inexplicable.
Aitor no se cansaba de aquello, y continuaba haciendo que me sintiese tal y como él lo percataba.
Nuestra piel estaba como la llamada ‘’piel de gallina’’, nuestros cuerpos cada vez desprendían por sus poros más sudor, y nuestras manos seguían intentando agarrarse a cualquier parte de nuestro cuerpo con fuerza.
Con todo esto y más, sobrepasamos el ecuador de la situación.
Ahora nuestros cuerpos se encontraban más unidos que nunca, logrando así el total éxtasis de ambos.
Me hundí en su cuerpo entre gritos. Estaba desbordada por un manojo de sensaciones que parecía tenerlas sobre mi cuerpo. Era increíble, nunca llegué a pensar que podría disfrutar tanto de Aitor.

1 comentario:

  1. ostias ke xula esta tu historiaa!!!
    sigue escribiendoo ke me encantaa!!! y mas aitor.... ajjajaj
    un beso wapaa =)

    ResponderEliminar